lunes, 4 de marzo de 2013

El Cuerpo Causal (El Loto Egoico)


Al considerar el cuerpo causal, este "Templo del Alma", tratamos específicamente con el vehículo de manifestación de un Ángel solar, que es la vida que le da forma y lo construye, perfecciona y expande, reflejando así en pequeñísima escala el trabajo del Logos en Su propio plano. (3 869/70)

El cuerpo causal es una colección de átomos permanentes, tres en total, encerrados en una envoltura de esencia mental...

Por lo tanto, en el momento de la individualización (término empleado para expresar este momento de contacto) tenemos, en el tercer subplano del plano mental, un punto de luz que encierra tres átomos y, a su vez, el mismo punto está contenido en una envoltura de materia mental. Por consiguiente la tarea a realizar consiste en procurar que:

El punto de luz se convierta en llama, aventando constantemente la chispa y nutriendo el fuego.

El cuerpo causal crezca y se expanda desde un ovoide incoloro (que retiene al Ego como lo está la yema dentro de la cáscara de huevo), en algo de rara belleza, conteniendo en sí todos los colores del arco iris.

Esta es una realidad ocultista. A su debido tiempo, el cuerpo causal palpitará, irradiando internamente una fulgurante llama interna, que gra¬dualmente se abrirá camino del centro a la periferia. Luego horadará esa periferia, utilizando el cuerpo (el producto de millares de vidas de dolor y esfuerzo) como combustible para sus llamas. Consumirá todo; ascenderá hasta la Tríada y (convirtiéndose en uno con Ella) la llama será reabsorbida en la conciencia espiritual y llevará con ella empleando el calor como símbolo una intensidad de calor, cualidad de color o vibración que antes no poseía.

Por lo tanto, el trabajo de la Personalidad pues hemos de mirar todo desde este ángulo, hasta alcanzar la visión egoica consiste, primero, en construir, embellecer y expandir el cuerpo causal; segundo, encerrar la vida de la Personalidad dentro de éste, absorbiendo lo bueno de la vida personal y acumulándolo en el cuerpo del Ego. Podemos denominarlo Vampirismo Divino, porque el mal es siempre el reverso del bien. Después de realizar esto, la llama se aplica al cuerpo causal, apartándonos gozosamente mientras prosigue el trabajo de destrucción, y la Rama el hombre interno viviente y el espíritu de vida divina se libera y asciende hasta su fuente de origen.

El contenido del cuerpo causal es la acumulación lenta y gradual de todo lo bueno en cada vida. La construcción avanza despacio al principio; pero al acercarse el término de la encarnación en el sendero de probación y en el de iniciación el trabajo avanza rápidamente. La estructura ha sido erigida y cada piedra fue extraída de la cantera de la vida personal. En el Sendero, en cada una de sus dos etapas, la tarea de completar y embellecer el Templo prosigue con mayor rapidez. (2 37)

En una etapa posterior en el sendero de iniciación, el cuerpo causal también desaparece y el iniciado queda liberado en los tres mundos. El cuerpo astral y causal o cuerpo del alma, son en lenguaje esotérico complementarios de la realidad. Durante el proceso evolutivo poseen una realidad momentánea, pero (habiendo cumplido su cometido y dotado al hombre, de cierto necesario acerbo conciencia, sentimiento, sensibilidad y la capacidad de establecer contacto y registrarlo) desaparecen cuando el inicia¬do ejerce poder sobre la forma, y su conciencia se halla plenamente en el alma y la fusión en total.
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