miércoles, 17 de febrero de 2016

Festival de Piscis




El símbolo de Piscis presenta dos peces atados con un hilo. Uno es grande y el otro pequeño. El pequeño es la personalidad o las naturalezas física, emocional y mental, cuando se funden y mezclan como una unidad. El otro pez es el alma humana, el Yo, el hombre real.

Estos dos peces están atados con el hilo de la vida, que proviene del centro interior del Yo y que alimenta a los millones de vidas de la personalidad en sus tres niveles. Estos dos peces están atados juntos y los movimientos de un pez afectan al otro. Ellos se condicionan estrechamente.

Durante largo tiempo, en el sendero de su evolución, el hombre actúa como el pez pequeño, y el grande le sigue. Pero a medida que su evolución avanza, el pez pequeño pierde lentamente su control sobre el grande, y llega un día en el que el pez grande se traga al pequeño y se convierte en una personalidad fundida con el Alma.

Este es un modo simbólico de decir que la personalidad se convierte en sierva obediente del Yo superior e irradia la luz, el amor y el poder del Yo interior a través de todas sus actividades, emociones y pensamientos. Ahora la personalidad sólo existe para servir al Yo superior.

Esta transformación se logra a través de tres notas claves fundamentales del pisciano.
1) prisión o cautiverio;
2) renunciamiento o desapego;
3) sacrificio y muerte.

La primera se refiere al ciclo en el que la Chispa humana es aprisionada en la personalidad triple, y la vida de los vehículos físico, emocional y mental la reduce a cautiverio.

El segundo ciclo se refiere al tiempo en el que el alma humana, despierta lentamente, y se aparta del anhelo de personalidad.

El tercer ciclo se refiere a la época en la que el alma se sacrifica para redimir las vidas de la personalidad, y a su tiempo para introducir a la personalidad en la muerte mística. En esta etapa es que la personalidad se transforma y a su tiempo se transfigura dejando que la plena luz del Alma se irradie en el mundo.

La clave principal es el desapego: el desapego respecto de los impulsos y tendencias ciegos, de las trampas emocionales, de las cristalizaciones mentales y de la esclavitud del interés por uno mismo.
Mientras permanezcamos apegados a nuestras personalidades, haremos, sentiremos y pensaremos cosas que no sean en interés de nuestra evolución espiritual. Un punto de desapego es la oportunidad para que el Alma gane el control.

El apego físico conduce a los hábitos; el apego emocional conduce a las perturbaciones emocionales; y el apego mental conduce al fanatismo. Todos estos fenómenos son una forma de solidificación de la fuerza y la energía en el aura, que construye un surco en el que corre la vida de la personalidad.
El desapego es el proceso de disolución de tales solidificaciones y la libertad de la conciencia para actuar sin ser controlada por los factores pre condicionantes de los hábitos, las perturbaciones emocionales y el fanatismo.

Estamos apegados a nuestros útiles mentales. Ellos son nuestras opiniones y tradiciones, y nuestros datos recogidos por diversos medios. Si no los transformamos en sabiduría, se convierten en obstáculos en nuestro sendero. No podemos expandirnos más allá de ellos, porque todos estos datos construyeron una norma dentro de nuestra mente y no podemos ver más allá de ella. Este es también un modo de ir hacia la materia, más allá de la cual para nosotros no existe nada. Siempre que más allá de nosotros no existe nada, estamos muertos en esa época. Esto significa que los que están apegados ciegamente a sus personalidades van hacia la materia; pero los que están liberados de sus personalidades y marchan hacia su esfera espiritual son luces brillantes, que ayudan a los demás a que hallen su camino. Son luces brillantes, no sólo en sus hogares sino también en su nación y en el mundo.

De modo que puede decirse que el pez grande simboliza a todos aquellos que aumentan su luz, y el pez pequeño simboliza a los que son prisioneros de sus personalidades. En la época en la que el Sol está en Piscis, debemos asegurarnos de que la naturaleza superior de nuestro ser reciba más energía, y de que el pez pequeño siga al pez grande.

En cada luna llena, debemos enfrentarnos y preguntarnos cuál es el estado de nuestra personalidad y nuestra Alma, y cómo se relacionan una con la otra. ¿Qué puedo hacer para mejorar mi estado del ser a fin de que me convierta en un canal puro de las energías zodiacales?.

 (Torkom Saraydarian.)

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Danzas al Silencio